jueves, 12 de marzo de 2009

Éxito en la crisis: Andrés Rodríguez

Andrés Rodriguez, director de Esquire, ha lanzado una revista de lujo recientemente.

Tenemos que llenar las revistas con los mejores contenidos que podamos poner en la mesa. Antonio Ábalos comparto bastantes cosas. Tengo mi propia empresa, y he pasado por ese tipo de revistas (Algo musical), de la que tuve la oportunidad de abrirla y cerrarla.

Yo no creo que esto sea una crisis, sino un cambio de modelo, una transformación. Como no sabemos donde vamos a acabar, somos nosotros los que estamos en crisis, pero el cambio de modelo siempre es para mejor, para que pensemos qué podemos hacer mejor. Para mí la palabra éxito significa ganar dinero, porque la empresa es mía y porque ganar dinero nos permite hacer lo que queremos. Lo que a mí me hace feliz es hacer revistas, tengo que rebobinar a un modelo clásico.

Los periodistas no sabemos hacer de todo. Tengo que hacer mis deberes, y tengo que ponerme al día. Estoy orgulloso de dos cosas: haber traído a España Rolling Stone, y también hacer el dominical de Cataluña.

De esas dos cosas quise salir al mercado y aplicar mi pasión por las revistas, y por hacer negocios. Soy un periodista que se divierte mezclando haciendo revistas y negocios. Las decisiones finales son de economistas.

Hace menos de dos años me inventé la empresa antes de tener ningún proyecto ni ninguna revista que publicar. Me puse a estudiar el mercado y vi que el mercado masculino de revistas estaba en plena transformación, por varias razones. Hace diez años no existía, empezó siendo un mercado gay, y sólo existía fuera de España. Asumimos que los gays eran un mercado, luego que los gays se echaban cremas. Luego descubrimos que un hombre que se echaba cremas y no era gay era metrosexual, etiquetábamos para comprender. Pero hay hombres que se echan cremas, y no son gays ni metrosexuales.

Por último descubrimos que para que un hombre compre una revista no necesitan ver a Elsa Pataky otra vez en bikini como reclamo. Hay otras cosas que nos interesan a los hombres. Haciendo este análisis bastante simple, Esquire aparecía como una marca muy apetitosa. Me planté en Nueva York, me presenté ante Hearst y les conté que quería hacer eso. Me dijeron que tenían otros como yo, emprendedores en el mundo, que han conseguido sacar el título, porque sabemos que la cabecera, la marca, no lo es todo. Monté una pequeña empresa que hoy, a los seis meses, es rentable. Cuando elegimos una portada es de alguien con quien nos iríamos a cenar.

Estamos haciendo una revista que sabemos que no va por el camino más sencillo para llegar al público. Tenemos mucha tarea buscando dónde están los hombres que deben relacionarse con Esquire.

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